Cambiar el suelo de una casa puede transformar por completo su aspecto. Ya sea que busques algo moderno, cálido o fácil de mantener, elegir bien el tipo de suelo y su instalación es clave para lograr un buen resultado. En España, cada vez más personas optan por soluciones prácticas como suelos laminados o vinílicos, pero ¿cómo saber qué opción es la adecuada? Aquí te contamos lo esencial sobre la instalación de pisos.
Tipos de suelos más comunes y qué tener en cuenta al instalarlos
En el mercado actual existen múltiples tipos de suelos que se adaptan a distintas necesidades y estilos: parquet, laminado, vinílico, cerámico o incluso suelos de PVC. Cada uno tiene ventajas específicas, desde la calidez de la madera natural hasta la resistencia al agua de los vinílicos. La elección depende tanto del uso de la estancia como del presupuesto disponible.
Por ejemplo, si se trata de una zona de alto tránsito como el pasillo o la cocina, muchos expertos recomiendan optar por suelos laminados resistentes al desgaste o vinílicos de fácil limpieza. En cambio, para dormitorios o salones, el parquet aporta una estética acogedora y duradera, aunque requiere algo más de mantenimiento.
En cuanto a la instalación, es importante contar con personal cualificado, ya que una colocación incorrecta puede afectar tanto la estética como la durabilidad del suelo. También conviene verificar si el proveedor ofrece garantía y qué servicios están incluidos, como retirada del suelo antiguo o nivelación de superficie.
Además, existen opciones de instalación “flotante” (sin adhesivos), muy comunes hoy en día, que reducen el tiempo de obra y permiten cambios futuros con mayor facilidad. En definitiva, renovar el suelo es una inversión a largo plazo que mejora el confort, la funcionalidad y el valor de cualquier vivienda.